Para los cataros, Maria de Magdala era considerada como la compañera de Jesús, y aprovechando su festividad, el día 22 de julio de 1.209, los soldados de la cruzada catara, organizada por el papa Inocencio III y por el rey francés para acabar con la herejía, entraron en Béziers, cerca de Montpeller, proponiendo a sus habitantes la entrega de 222 cataros a cambio no ser atacados; la respuesta fue unánime, cátaros y católicos se unieron para defender su ciudad ante el ataque. Mujeres, ancianos y niños se refugiaron en la Iglesia de Santa Magdalena: y los soldados de la cruzada mataron a todos sus habitantes, sin distinción de edad, ni sexo, ni creencias. Las crónicas dicen que los soldados solicitaron al abad del Cister, Arnauld Amalric, el legado pontificio que estaba a cargo de la tragedia, como distinguir de entre los habitantes de la ciudad a los herejes y a los cristianos, a lo cual Almaric pronunció la frase escalofriante de" Matadlos a todos que Dios ya reconocerá a los suyos".
Aquel día de Nuestra Señora del año 1.209, se estima que fueron cruelmente asesinadas entre 7.000 y 20.000 personas en manos de las huestes dirigidas por el legado del Papa, está última cifra fue la que facilitó en su informe el sanguinario legado Arnauld Almaric.
San Bernardo de Claraval escribió un informe al Papa, después de haber sido designado por èste para contrarrestar el auge que estaban obteniendo los perfectos cátaros, en el cual confirmaría al Papa: "Nada reprensible se encuentra en su modo de vivir".
El Catarismo es una religión iniciática, basada en el principio dualista y procedente de una sabiduría primigenia de liberación del hombre de la esclavitud material, heredero conocimiento de las escuelas de misterio de la Antigüedad, Egipto, Caldea y Grecia.
Su Evangelio era el de San Juan, y su principal sacramento el Consolamentum, teniendo un especial respeto y admiración por María Magdalena.
Magdalena aparece en el Evangelio de Juan, como la mujer que lamentando la muerte de Cristo, lo busca y lo encuentra resucitado, acontecimiento que nos recuerda a Isis, la diosa más amada para los antiguos egipcios, el alma de la estrella Sirio, quien busca a su amante Osiris asesinado, y en su búsqueda lo devuelve a la vida por unos momentos.
Los antiguos egipcios consideraban a Sirius como la estrella más importante del cielo, siendo venerada como Sothis y considerándola como una manifestación cósmica de Isis, la Gran Diosa Madre de la Mitología Egipcia.
Los egipcios conocían que había un día que Sirio precedía al Sol en su salida sobre el horizonte (nacimiento u ocaso heliaco de Sirio) después de una ausencia de setenta días en los cielos nocturnos, marcando así un momento trascendental, la época de las inundaciones del rio Nilo, y con ello la fertilidad y la abundancia de la cosecha y su relación con la Gran Madre Isis.
Hace 5000 años, este fenómeno se producía durante el solsticio de verano, que se celebraba el día 21 de junio en el Hemisferio Norte, En nuestra época, este suceso acaece alrededor del 1 de agosto, debiéndose este cambio al lento desplazamiento aparente de las estrellas.
Entre los siglos VIII y XII de nuestra Era, la estrella Sirio aparecía en el cielo el 22 de julio, durante la canícula de verano.
La figura de la Gran Diosa ha sido duramente reprimida por la Iglesia Católica, volviendo a resurgir en diversas formas, pero sobre todo en la figura de María, como representante de divinidad femenina,dividida en las imágenes de la Virgen María y de María de Magdala.
La Virgen María es reconocida por los padres de la Iglesia Católica como la "segunda Eva", quien ha superado el pecado original de la primera Eva del Génesis, es decir el sexo; Y el pecado recae sobre la "prostituta arrepentida", es decir sobre Magdalena, así en el año 591 el Papa Gregorio el Grande , fue el primero en sugerir tal extremo, a partir del Evangelio de Lucas y no fue hasta 1969, cuando el Papa Pablo VI retira del calendario litúrgico el adjetivo de "penitente", dejando la Iglesia Católica de considerar a Magdalena como una prostituta arrepentida., aunque este apelativo ha quedado arraigado en la mente de muchos.
Pero, curiosamente durante los siglos X,XI y XII, época en la que el nacimiento u ocaso heliaco de Sirio se producía el día 22 de julio, la esencia de Nuestra Señora reaparece en las catedrales, en el arte, en las leyendas, coincidiendo también con la aparición de las Vírgenes Negras y con el Santo Grial.
Su presencia es velada y oculta como Sirio, la estrella azul, preparada para reaparecer en el horizonte y prepararnos para renacer. Magdalena siempre lleva asociado a su imagen, entre otros símbolos, la calavera, que nos recuerda a la muerte, la muerte iniciática , la muerte que lleva a la vida.
Así, en el Evangelio de María Magdalena, vemos una especial enseñanza espirituale de la más pura elevación interior, verdadero camino para la evolución espiritual y el despertar crístico.
Y así, casualmente, y no creo en las casualidades, la Iglesia elige el día 22 de julio para celebrar la festividad de Nuestra Señora, en la época que la estrella Sirio se elevaba en el horizonte, renaciendo a la vida.
Hoy día de Nuestra Señora María Magdalena, Apóstol de los Apóstoles y primer testigo de la Resurrección de Nuestro Señor, en homenaje a aquellos Hombres Buenos,
Alabemos su grandeza, Pues nos ha preparado para ser plenamente hombres.
Dicho esto, Mariam convirtió sus corazones al Bien y se iluminaron comentando las palabras del Maestro.
(Evangelio de Maria)
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