Para vivir verdaderamente es necesario renacer, para renacer es imprescindible "morir" y para "morir" es imprescindible DESPERTAR". G.I. Gurdjieff

domingo, 27 de diciembre de 2009

ACERCA DE LOS DOS SAN JUAN

Aunque el verano sea considerado generalmente como una estación alegre y el invierno como una triste, por el hecho de que el primero representa en cierto modo el triunfo de la luz y el segundo el de la oscuridad, los dos solsticios correspondientes tienen sin embargo, en realidad, un carácter exactamente opuesto al indicado; puede parecer que hay en ello una paradoja harto extraña, y empero es muy fácil comprender que sea así desde que se posee algún conocimiento sobre los datos tradicionales acerca del curso del ciclo anual. En efecto, lo que ha alcanzado su máximo no puede ya sino decrecer, y lo que ha llegado a su mínimo no puede, al contrario, sino comenzar a acrecerse en seguida; por eso el solsticio de verano señala el comienzo de la mitad descendente del año, y el solsticio de invierno, inversamente, el de su mitad ascendente; y esto explica también, desde el punto de vista de su significación cósmica, estas palabras de San Juan Bautista, cuyo nacimiento coincide con el solsticio estival: "Él (Cristo, nacido en el solsticio de invierno) conviene que crezca, y yo que disminuya". Sabido es que, en la tradición hindú, la fase ascendente se pone en relación con el deva-yâna, y la fase descendente con el pitr-yâna; por consiguiente, en el Zodíaco, el signo de Cáncer, correspondiente al solsticio de verano, es la "puerta de los hombres", que da acceso al pitr-yâna, y el signo de Capricornio, correspondiente al solsticio de invierno, es la "puerta de los dioses", que da acceso al deva-yâna. En realidad, el período "alegre", es decir, benéfico y favorable, es la mitad ascendente del ciclo anual, y su período "triste", es decir, maléfico o desfavorable, es su mitad descendente; y el mismo carácter pertenece, naturalmente, a la puerta solsticial que abre cada uno de los dos períodos en que se encuentra dividido el año por el sentido mismo del curso solar. Sabido es, por lo demás, que en el cristianismo las fiestas de los dos San Juan están en relación directa con los dos solsticios, y, cosa muy notable, aunque nunca la hayamos visto indicada en ninguna parte, lo que acabamos de recordar está expresado en cierta manera por el doble sentido del nombre mismo de "Juan". En efecto, la palabra hebrea hanán tiene a la vez el sentido de 'benevolencia' y 'misericordia' y el de 'alabanza' (es por lo menos curioso comprobar que, en nuestra misma lengua, palabras como "gracia(s)" tienen exactamente esa doble significación); por consiguiente, el nombre Yahanán [o, más bien, Yehohanán ] puede significar 'misericordia de Dios' y también 'alabanza a Dios'. Y es fácil advertir que el primero de estos dos sentidos parece convenir muy particularmente a San Juan Bautista, y el segundo a San Juan Evangelista; por lo demás, puede decirse que la misericordia es evidentemente "descendente" y la alabanza, "ascendente", lo que nos reconduce a su respectiva relación con las dos mitades del ciclo anual. En relación con los dos San Juan y su simbolismo solsticial, es interesante también considerar un símbolo que parece peculiar de la masonería anglosajona, o que al menos no se ha conservado sino en ella: es un círculo con un punto en el centro, comprendido entre dos tangentes paralelas; y estas tangentes se dice que representan a los dos San Juan. En efecto, el círculo es aquí la figura del ciclo anual, y su significación solar se hace, por otra parte, más manifiesta por la presencia del punto en el centro, pues la misma figura es a la vez el signo astrológico del sol; y las dos rectas paralelas son las tangentes a ese círculo en los dos puntos solsticiales, señalando así su carácter de "puntos límite", ya que estos puntos son, en efecto, como los límites que el sol no puede jamás sobrepasar en el curso de su marcha; y porque esas líneas corresponden así a los dos solsticios puede decirse también que representan por eso mismo a los dos San Juan. Hay empero, en esta figuración una anomalía por lo menos aparte: el diámetro solsticial del cielo anual debe considerarse, según lo hemos explicado en otras ocasiones, como relativamente vertical con respecto al diámetro equinoccial, y solo de esta manera, por otra parte, las dos mitades del ciclo, que van de un solsticio al otro, pueden aparecer real y respectivamente como ascendiente y descendiente, pues entonces los puntos solsticiales constituyen el punto más alto y el punto más bajo del círculo; en tales condiciones, las tangentes a los extremos del diámetro solsticial, al ser perpendiculares a éste, serán necesariamente horizontales. Pero, en el símbolo que ahora consideramos, las dos tangentes, al contrario, están figuradas como verticales; hay, pues, en este caso especial, cierta modificación aportada al simbolismo general del ciclo anual, la que por lo demás se explica de modo bastante sencillo, pues es evidente que no ha podido producirse sino por una asimilación establecida entre esas dos paralelas y las dos columnas [masónicas]; éstas, que naturalmente no pueden ser sino verticales, tienen por lo demás, en virtud de su situación respectiva al norte y al mediodía, y al menos desde cierto punto de vista, una relación efectiva con el simbolismo solsticial. Este aspecto de las dos columnas se ve netamente sobre todo en el caso del símbolo de las "columnas de Hércules"; el carácter de "héroe solar" de Hércules y la correspondencia zodiacal de sus doce trabajos son cosas demasiado conocidas para que sea necesario insistir en ellas; y es claro que precisamente ese carácter solar justifica la significación solsticial de las dos columnas a las cuales está vinculado su nombre. Siendo así, la divisa "non plus ultra", referida a esas columnas, aparece como dotada de doble significación: no solamente expresa, según la interpretación habitual, propia del punto de vista terrestre y, por lo demás, válida en su orden, que aquéllas señalan los límites del mundo "conocido", es decir, en realidad, que son los límites que, por razones cuya investigación podría resultar de interés, no era permitido sobrepasar a los viajeros; sino que indica al mismo tiempo -y sin duda debería decirse ante todo- que, desde el punto de vista celeste, son los límites que el sol no puede franquear y entre las cuales, como entre las dos tangentes de que tratábamos líneas antes, se cumple interiormente su curso anual. Estas últimas consideraciones pueden parecer bastante alejadas de nuestro punto de partida, pero, a decir verdad, no es así, pues contribuyen a la explicación de un símbolo expresamente referido a los dos San Juan; y, por otra parte, puede decirse que, en la forma cristiana de la tradición, todo lo que concierne al simbolismo solsticial está también, por eso mismo, en relación con ambos santos.

Por Rene Guenon

lunes, 21 de diciembre de 2009

EL REFLEJO DE LA VIDA -

Había una vez un anciano que pasaba los días sentado junto a un pozo a la entrada del pueblo.
Un día, un joven se le acercó y le preguntó:
- Yo nunca he venido por estos lugares...
¿Cómo son los habitantes de esta ciudad?
El anciano le respondió con otra pregunta:
- Cómo eran los habitantes de la ciudad de la que vienes?
- Egoístas y malvados, por eso me he sentido contento de haber salido de allá.
- Así son los habitantes de esta ciudad, le respondió el anciano.
Un poco después, otro joven se acercó al anciano y le hizo la misma pregunta:
- Voy llegando a este lugar. ¿Cómo son los habitantes de esta ciudad?
El anciano, de nuevo, le contestó con la misma pregunta:
- Cómo eran los habitantes de la ciudad de la que vienes?
- Eran buenos, generosos, hospitalarios, honestos, trabajadores. Tenía tantos amigos que
me ha costado mucho separarme de ellos.
- También los habitantes de esta ciudad son así, respondió el anciano.
Un hombre que había llevado a sus animales a tomar agua al pozo y que había escuchado
la conversación, en cuanto el joven se alejó le dijo al anciano:
- ¿Cómo puedes dar dos respuestas completamente diferentes a
la misma pregunta hecha por dos personas?
- Mira
- le respondió, cada uno lleva el universo en su corazón.
Quien no ha encontrado nada bueno en su pasado, tampoco lo encontrará aquí.
En cambio, aquel que tenía amigos en su ciudad, encontrará también aquí amigos leales y fieles.
Porque las personas son lo que encuentran en sí mismas. Encuentran siempre lo que esperan encontrar.
Todo lo bueno y lo bello de la vida que necesitas lo llevas dentro de ti. Simplemente déjalo salir.
- Cuento Sufí-

martes, 24 de noviembre de 2009

Mahatma Gandhi

Señor, ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes
y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles.
Si me das fortuna, no me quites la razón.
Si me das éxito, no me quites la humildad.
Si me das humildad, no me quites la dignidad.
Ayúdame siempre a ver la otra cara de la medalla,
no me dejes inculpar de traición a los demás
por no pensar igual que yo.
Enséñame a querer a la gente como a ti mismo
y a no juzgarme como a los demás.
No me dejes caer en el orgullo si triunfo,
ni en la desesperación si fracaso.
Más bien recuérdame que el fracaso es
la experiencia que precede al triunfo.
Enséñame que perdonar es lo más grande del fuerte
y que la venganza es la señal del débil.
Si me quitas el éxito, déjame fuerza para triunfar del fracaso.
Si yo faltara a la gente, dame valor para disculparme
y si la gente faltara conmigo, dame valor para perdonar.
Señor, si yo me olvido de ti, no te olvides de mí.

lunes, 23 de noviembre de 2009

LAS SIETE REGLAS DE PARACELSO



1.- Lo primero es mejorar la salud. Para ello hay que respirar con la mayor frecuencia posible, honda y rítmica, llenando bien los pulmones, al aire libre o asomado a una ventana. Beber diariamente en pequeños sorbos, dos litros de agua, comer muchas frutas, masticar los alimentos del modo más perfecto posible, evitar el alcohol, el tabaco y las medicinas, a menos que estuvieras por alguna causa grave sometido a un tratamiento. Bañarte diariamente, es un habito que debes a tu propia dignidad.
2.- Desterrar absolutamente de tu ánimo , por mas motivos que existan, toda idea de pesimismo, rencor, odio, tedio, tristeza, venganza y pobreza.
Huir como de la peste de toda ocasión de tratar a personas maldicientes, viciosas, ruines, murmuradoras, indolentes, chismosas, vanidosas o vulgares e inferiores por natural bajeza de entendimiento o por tópicos sensualistas que forman la base de sus discursos u ocupaciones . La observancia de esta regla es de importancia decisiva: se trata de cambiar la espiritual contextura de tu alma. Es el único medio de cambiar tu destino, pues este depende de nuestros actos y pensamientos. El azar no existe.
3.- Haz todo el bien posible. Auxilia a todo desgraciado siempre que puedas, pero jamás tengas debilidades por ninguna persona. Debes cuidar tus propias energías y huir de todo sentimentalismo.
4.- Hay que olvidar toda ofensa, mas aun: esfuérzate por pensar bien del mayor enemigo. Tu alma es un templo que no debe ser jamás profanado por el odio. Todos los grandes seres se han dejado guiar por esa suave voz interior, pero no te hablara así de pronto, tienes que prepararte por un tiempo; destruir las superpuestas capas de viejos hábitos, pensamientos y errores que pesan sobre tu espíritu, que es divino y perfecto en si, pero impotente por lo imperfecto del vehículo que le ofreces hoy para manifestarse, la carne flaca.
5.- Debes recogerte todos los días en donde nadie pueda turbarte , siquiera por media hora, sentarte lo más cómodamente posible con los ojos medio entornados y no pensar en nada.
Esto fortifica enérgicamente el cerebro y el Espíritu y te pondrá en contacto con las buenas influencias. En este estado de recogimiento y silencio, suelen ocurrírsenos a veces luminosas ideas, susceptibles de cambiar toda una existencia. Con el tiempo todos los problemas que se presentan serán resueltos victoriosamente por una voz interior que te guiara en tales instantes de silencio, a solas con tu conciencia. Ese es el daimon de que habla Sócrates.
6.- Debes guardar absoluto silencio de todos tus asuntos personales.
Abstenerse, como si hubieras hecho juramento solemne, de referir a los demás, aun de tus más íntimos todo cuanto pienses, oigas, sepas, aprendas, sospeches o descubras. por un largo tiempo al menos debes ser como casa tapiada o jardín sellado. Es regla de suma importancia.
7.- Jamás temas a los hombres ni te inspire sobresalto el día mañana.
Ten tu alma fuerte y limpia y todo te saldrá bien. Jamás te creas solo ni débil, porque hay detrás de ti ejércitos poderosos, que no concibes ni en sueños .
Si elevas tu espíritu no habrá mal que pueda tocarte. El único enemigo a quien debes temer es a ti mismo. El miedo y desconfianza en el futuro son madres funestas de todos los fracasos, atraen las malas influencias y con ellas el desastre. Si estudias atentamente a las personas de buena suerte, veras que intuitivamente, observan gran parte de las reglas que anteceden. Muchas de las que allegan gran riqueza, muy cierto es que no son del todo buenas personas, en el sentido recto, pero poseen muchas virtudes que arriba se mencionan. Por otra parte, la riqueza no es sinónimo de dicha; Puede ser uno de los factores que a ella conduce, por el poder que nos da para ejercer grandes y nobles obras; pero la dicha más duradera solo se consigue por otros caminos; allí donde nunca impera el antiguo Satán de la leyenda, cuyo verdadero nombre es el egoísmo.
Jamás te quejes de nada, domina tus sentidos; huye tanto de la humildad como de la vanidad. La humildad te sustraerá fuerzas y la vanidad es tan nociva, que es como si dijéramos: pecado mortal contra el Espíritu Santo.


Paracelso.

sábado, 21 de noviembre de 2009

CREDO O CRISTO


Ningún hombre ama a Dios si aborrece a sus semejantes, quien pisotea el corazón o el alma de su hermano; quien busca encadenar, nublar o ensombrecer la mente con miedos del infierno, no ha percibido nuestra meta.
Dios nos envió todas las religiones benditas; y Cristo, el Camino, la Verdad y la Vida, para dar descanso de la pesada carga, y paz para el dolor, el pecado y la lucha.
Contemplad al Espíritu Universal que ha llegado a todas las Iglesias, no a una solamente; en la mañana de Pentecostés una lengua de fuego rodeando a cada apóstol como un halo brilló.
Desde entonces como buitres famélicos y voraces, hemos combatido a menudo por un nombre sin sentido, y buscado dogmas, edictos o credos, para enviarnos los unos a los otros a la hoguera.
¿Está Cristo dividido entonces? ¿Fue Pedro o Pablo, para salvar al mundo, clavado al madero? si no, ¿por qué, entonces, tales divisiones? el amor de Cristo abarca tanto a vosotros como a mí
Su puro dulcísimo amor no está confinado por credos que segregan y levantan una muralla.su amor envuelve y abraza a toda la humanidad,no importa lo que nosotros nos llamemos de Él.
Entonces, ¿por qué no aceptar Su palabra?¿Por qué sostenemos credos que nos separan? solo una cosa importa ser oída; que el Amor Fraterno llene todos los corazones.
Solo hay una cosa que el mundo necesita saber, solo hay un bálsamo para todos los dolores humanos, solo hay un camino que conduce hacia los cielos, este camino es: humana compasión y amor.


Heindel

domingo, 27 de septiembre de 2009

Cuento budista

En el Techo del Mundo, osea en el Tíbet, un peregrino, con motivo de una larga peregrinación a uno de los santuarios más sagrados, encontró tres cráneos. La noticia se extendió por todas partes y llegó hasta el rey. Los tres cráneos se habían encontrado juntos y nadie sabía de su procedencia. El rey sintió gran curiosidad por el suceso y ordenó que le trajeran los cráneos. Los colocó ante sí, los observó y se preguntó: «¿A quiénes pertenecerían estos cráneos? ¿Qué clase de personas serían sus propietarios?» Y quedó pensativo y se dijo: « Me gustaría saber cual de las tres personas era la más bondadosa».El monarca era un hombre joven, que valoraba la benevolencia en los seres humanos. Aquellos cráneos le intrigaban. ¿Cómo investigar algo sobre ellos? Entonces le hablaron de un lama‑médico forense.‑ Hacedle venir ‑ordenó el rey‑. Quiero ver a ese lama‑médico lo antes posible.Unos días después, procedente de su monasterio en remotas tierras del País de las Nieves, llegó el lama‑médico.‑ Tengo conocimiento de que eres no sólo un piadoso lama, sino un gran forense. No te voy a entregar una tarea fácil, pero confío en ti. Mira estos tres cráneos. Los encontró un peregrino en una de sus peregrinaciones. Estaban juntos y yo no he podido dejar de preguntarme cuál de ellos pertenecía a la mejor persona entre las tres. ¿Podrás averiguarlo?‑Necesito unos días, majestad‑dijo el lama serenamente‑. En ese tiempo espero poder traeros una respuesta que os satisfaga.‑ También yo lo espero ‑concluyó el rey.El lama‑médico se llevó los cráneos con él. Durante unos días se encerró en la celda de un monasterio a investigar minuciosamente sobre los mismos. En principio no era una tarea sencilla.Unos días después, el lama‑médico acudió a visitar al monarca. El rey no podía disimular su impaciencia.‑ ¿Has descubierto algo?‑ Sí, señor, tengo la respuesta.Colocó los tres cráneos sobre una mesa y señaló uno de ellos.‑ Éste, seguro, era el cráneo de la persona más bondadosa.‑ ¿Seguro? preguntó escéptico el rey-Quiero una explicación convincente.El lama‑médico se expresó así:‑ Cogí uno de los cráneos y pasé un alambre por uno de los oídos y observé que el alambre salía directamente por el otro oído. Sin duda se trataba de una persona a la que lo escuchado a los demás le entraba por un oído y le salía por el otro.El médico retiró ese cráneo y añadió:‑ Mirad, majestad, este otro cráneo. Lo investigué afondo. Introduje un alambre por el oído y el mismo salió directamente por la boca. Era el cráneo de una persona que, indiscretamente, contaba en el acto todo lo que había escuchado.El monarca no pudo reprimir la risa. Luego se puso serio y dijo:‑ ¿Y el tercer cráneo?El lama‑médico tomó entre sus manos el tercer cráneo y añadió:‑ Señor, este cráneo es el que pertenecía a la persona más bondadosa. ¿Por qué? Os lo explicaré. Recurrí de nuevo a la prueba del alambre.Inserté el alambre por uno de los oídos y éste apareció por el corazón. Así se evidencia que esta persona escuchaba con amor a los demás y sabía guardar sus secretos. No era solamente la más bondadosa, sino también la más sabia y prudente.El monarca, muy complacido, dijo:‑ Si eres tan buen lama como forense, no dudo de que alcanzarás la iluminación.El lama‑médico no quiso ninguna recompensa. En una humilde mulilla regresó a su monasterio.MORALEJA: LA BONDAD IMPREGNA PENSAMIENTOS, PALABRAS Y OBRAS.".

domingo, 20 de septiembre de 2009

LA TABLA ESMERALDA


Verdadero, sin falsedad, cierto y muy verdadero:
lo que está de abajo es como lo que está arriba,
y lo que está arriba es como lo que está abajo,
para realizar el milagro de la Cosa Única.
Y así como todas las cosas provinieron del Uno,
por mediación del Uno, así todas las cosas nacieron de esta Única Cosa, por adaptación.
“Su padre es el Sol, su madre la Luna, el Viento lo llevó en su vientre, la Tierra fue su nodriza”.
El Padre de toda la Perfección de todo el Mundo está aquí.
Su fuerza permanecerá íntegra aunque fuera vertida en la tierra.
Separarás la Tierra del Fuego, lo sutil de lo grosero, suavemente, con mucho ingenio.
Asciende de la Tierra al Cielo, y de nuevo desciende a la Tierra,
y recibe la fuerza de las cosas superiores y de las inferiores.
Así lograrás la gloria del Mundo entero.
Entonces toda oscuridad huirá de ti.
Aquí está la fuerza fuerte de toda fortaleza,
porque vencerá a todo lo sutil y en todo lo sólido penetrará.
Así fue creado el Mundo.
Habrán aquí admirables adaptaciones, cuyo modo es el que se ha dicho.
Por ésto fui llamado Hermes Tres veces Grandísimo,
poseedor de las tres partes de la filosofía de todo el Mundo.
Se completa así lo que tenía que decir de la obra del Sol.

sábado, 19 de septiembre de 2009

SIBILA

Sibila fue la primera mujer que pronunció oráculos en Delfos. Hija de Júpiter y de Lamia. Este es el origen de designar con el nombre de «sibilas» a todas las mujeres que poseían el don devaticinar el porvenir.
Las sibilas tenían su vivienda en las grutas o cerca de corrientes de agua. Las profecías eran manifestadas siempre en estado de trance y expresadas en hexámetros griegos que se transmitían por escrito.