Llegamos a un momento histórico en el cual ya no podemos, bajo ningún pretexto, negar nuestro inmenso potencial transformador. Afuera nos esperan centenares de problemas, dentro de cada una de nosotras, laten miles de soluciones. Somos parte activa y creativa de este tiempo, cada día es una puerta que se abre, invitándonos a subir a una nueva montaña; el placer está precisamente en disfrutar de todo el trayecto, evitando atajos y negándonos a postergar placeres; es fácil pensar que el futuro será mejor, empero, el futuro no existe ni existirá jamás; de manera que vivamos plenamente el presente y disfrutemos de todo el trayecto, pues la meta no está al final del camino, sino en cada paso que damos.
Sé fiel a tí misma, ello supone respeto hacia ti; esa es la única manera de lograr que los demás nos respeten; basta ya de cerrar los ojos y negarnos a ver una realidad que es como es, empero, ahora sabemos que nuestra felicidad depende de nosotras mismas; que fluye desde dentro y que podemos ser felices en cualquier parte y a toda edad. Es verdad que en esta sociedad se hace culto a la juventud; es una buena manera de abrir mercado y convertirnos, a todas las mujeres, en asiduas consumidoras de basura bien envasada, a la cual se le atribuyen falaces propiedades rejuvenecedoras, como si envejecer no fuera natural e igualmente placentero como cualquier otra etapa de la vida.
¿Podemos acaso olvidar que estamos de paso por la Tierra?…obviamente no se trata de asustarnos al recordar nuestra mortalidad corporal, sino espabilarnos y organizar cada vez mejor nuestro tiempo para absorber cada momento de nuestra vida, con la pasión con que se vive algo que se tiene sólo por una vez. Envejecer es natural, al igual que la menopausia; no nos dejemos manipular por la publicidad que nos quiere reducir a simple desperdicio humano, cuando ya no somos jóvenes y ello hace falta enseñar a nuestras hijas y nietas desde pequeñas, la vida es maravillosa en todas sus etapas y nunca es demasiado tarde para empezar algo de nuevo.
Estamos infectadas de mala información; es menester reconocerlo, empero, lo que se aprendió puede desaprenderse; quizá el primer paso sea confiar en nosotras, en nuestra capacidad transformadora; siempre es posible cambiar y ser mejor; siempre es posible volver a enamorarnos de la vida, despertarnos, comenzar a fluir y disfrutar, incluso, de las malas noticias y tiempos adversos, porque todo nos está enseñando algo y tenemos que ser agradecidas.
Este tiempo marca el advenimiento de una nueva mujer, ya no hace falta la mujer sumisa y miedosa, incapaz de decidir por ella misma; ya no se necesitan mujeres que no saben lo que quieren o que se resignan a cumplir un papel intrascendente en su vida, que se limitan a ser mamás, hasta cuando un día, los hijos se marchan de casa; entonces, queda evidente el sinsentido y la frustración que no figuraba en ninguna estadística; no es sólo la menopausia corporal lo que nos incomoda a determinada edad, sino el vacío existencial; el haber cedido siempre; el haber sido buena, como recomienda el sistema; es decir, sacrificando nuestros mejores sueños y reprimiendo lo que sentimos; es probable que de nada sirva ser buena, si no actuamos con inteligencia y valor.
Todo ha cambiado, el mundo que conociste cuando eras niña, ya no existe; ello supone la necesidad de prepararse para habitar otro tiempo; es decir, dotarse de una nueva mentalidad, lo que a su vez significa prepararse, capacitarse, saber que a veces es necesario romper con lo convencional y empezar a manejar las riendas de nuestra vida con mano propia; es bueno renunciar, muchas veces, pero en otras es sólo indicio de estupidez creciente.
La mujer de ahora necesita tiempo para reflexionar, para meditar, para observarse y ver todo lo que está ocurriendo a su alrededor; obviamente no es necesario culparse ni juzgar a los demás, sólo observar y aprender, sólo crecer y disfrutar; habrá quienes no entiendan que nuestro despertar es parte del camino; no necesitamos que todo el mundo nos apoye; es más, precisamos gente cercana que nos critique y dé la espalda; de esa manera nos trabajaremos la flexibilidad, el humor y la fortaleza; en verdad somos fuertes; en muchas cosas somos más fuertes que el hombre, pero nos enseñaron a hacer el papel de débiles; sin duda, es más fácil manipular a una mujer asustada.
Hay mujeres que intentan contentar a todo el mundo; es posible que lo consigan, fugazmente, al costo de haberse desagradado a sí mismas; hay mujeres que sufren cuando se informan que alguien está hablando mal de ellas, ¡pero si eso es perfecto! Precisamente lo que necesitamos para fortalecernos rápido es gente que nos moleste; además no debemos olvidar que cada persona emite lo que le permite el estado de consciencia en que se encuentra; no podemos esperar que la gente; que aún está dormida, se comporte como si ya hubiera despertado; aceptemos que el mundo está como está y que no necesitamos que hablen bien de nosotras para sentirnos felices; por ello es bueno amarse y estar enamoradas de la vida en su versión plena.
Recuerda que si tienes baja autoestima, serás más manipulable; recuerda también que tu felicidad nace de adentro, que no podemos, no debemos depender de las circunstancias, porque éstas son cambiantes, y no podemos permitirnos semejante fluctuación; podemos, a veces, tener fluctuaciones, incluso alguna eventual contradicción; sin embargo, tiene que haber en el fondo un contexto de coherencia, pues de esa manera seremos más poderosas.
Imperceptiblemente el cambio se apoderó del planeta; es un tiempo esencialmente femenino, pero podemos elegir si queremos ser parte de la vieja humanidad, con mujeres resignadas, quejosas, infelices, frustradas, miedosas y dependientes, o ser parte de la nueva humanidad, con mujeres que comprenden su naturaleza y la aceptan y ponen de pie su alma y aceptan correr el riesgo de vivir creciendo, es decir, siendo ellas mismas, aceptando también el desafío de vivir plenamente en tiempos turbulentos como los actuales.
Está surgiendo, sin duda, una nueva mujer, fuerte y femenina, valiente y sensual, sensible e inteligente, atrevida y creativa, amorosa y solidaria, capaz de estar a la altura de las circunstancias, donde el primer requisito es: SER FIEL A TÍ MISMA.
Durante mucho tiempo, la mujer, en especial la mujer occidental, quedó amordazada por una educación que la entrenaba para sufrir y complicarse, mientras desempeñaba roles de secundaria importancia, espacios en los cuales era imposible realizarse, ni siquiera en muchos de ellos sentir placer; durante mucho tiempo la mujer se adhirió al proyecto masculino, aceptando ser un zombie de segunda categoría; el libreto estaba perfecto, tenía que estar hermosa, pero sólo por fuera, pues la inteligencia podría ser una interferencia; tenía que tener la casa limpia y la comida lista, no contradecir al esposo y limitarse a cuidar a los niños, renunciar a cualquier sueño personal, incluso a expresar sus ideas, también era recomendado prestar su cuerpo para el disfrute del otro, aparentar sentir placer y nunca decir no; reprimirse siempre fue indicio de buena educación, lo importante era aparentar que se estaba bien, en especial cuando venían los invitados o se acompañaba al esposo a un acto social. Con el tiempo, aparecían tumores en los senos y quistes en los ovarios; la frigidez pasaba a ser natural y, en él, muchas veces la eyaculación precoz también; mas nadie hablaba del tema ni lo relacionaba con el estilo de vida; el quirófano y los fármacos resolvían momentáneamente el problema, que más temprano que tarde volvía a presentarse, pues la causa estaba intacta; INCLUSO LA MUERTE PREMATURA DE ELLA, NO SE ASOCIABA con nada que ella hubiera vivido en su vida, como si el cáncer fuera el destino de cada vez más mujeres y el vivir una mentira fuera el estilo de vida normal.
Más no todo está perdido, en especial cuando la mujer está dispuesta a hacerse cargo de su vida; tengo la impresión de que muchas mujeres han PASADO TODA SU VIDA PREPARÁNDOSE PARA VIVIR Y AUN NO SE HAN ATREVIDO A HACERLO.
A veces, hace falta romper las reglas de lo convencional y ser pioneras, pues si no hay una puerta de salida en la situación en que nos encontramos, rompamos la pared y sigamos adelante; recuerda que todo el Universo apoya a la mujer que está dispuesta a volar.
Recuerda, no es suficiente ser buena; hace falta también actuar con inteligencia, con creatividad, con valor, es más, si ser buena supone ser reprimida y dejar de ser tú misma, deja de ser buena y comienza a vivir.
¿Sabés lo que quieres?
¿Tienes un plan de vida que te permita saber cuál es tu norte, en especial cuándo el mar se torna turbulento?
¿Cómo quieres estar el próximo año?
¿Sabes lo que tienes que hacer para triunfar?
¿Conoces tus puntos fuertes?
En el fondo, la vida sigue siendo hermosa, pase lo que pase; pero, hace falta estar despiertas y ser conscientes de lo que estamos haciendo con nuestra vida; hacia dónde se encamina, no es casual tanta toxicomanía, tanta depresión, tanto suicidio, tanto cáncer, tanta violencia, tanto consumismo; quizá la solución a todo este caos esté más cerca, al alcance de nuestras manos, desde el momento en que reconocemos que fuimos educadas para el miedo, pero que lo que se aprende puede también desaprenderse y cambiarse todo programa inadecuado.
Motivadas, además, por la certidumbre de saber que, si nos superamos, todos salen ganando.
Ha llegado el tiempo para derribar todas las barreras que un día aprisionaron el alma de la mujer; tú puedes ser mucho más de lo que te dijeron y, si varias mujeres se unen para apoyarse mutuamente, pueden conseguir lo imposible; quizá todo sea solo cuestión de ponerse las pilas y dejar que la mosca se convierta en luciérnaga.
Hace falta ser autocríticas, pero no llegar a sentirse culpables ni albergar resentimiento; el pasado es inmodificable, mas resulta útil para extraer de él valiosas enseñanzas; extraído el mensaje, haz lo mismo que hace la abeja, luego de extraer el néctar de la flor: la abandona definitivamente, porque sólo se puede vivir el presente.
Estemos siempre atentas, no debemos olvidar, en ningún momento, que el cerebro predilecto para lavar es el de la mujer; desde la televisión se nos sugiere un rol; en el estilo de vida moderno podemos quedarnos en casa a cuidar los niños o vivir para trabajar y, ambas formas parecen ser caras de la misma moneda; no se trata de ser malas madres; al contrario, no hay mejor herencia que podamos dejar a nuestros hijos, que el recuerdo de una madre feliz y realizada.
Si tienes hijos, maravilloso; si no tienes hijos, ¡genial!; todo está bien, a quienes no quieren o no pueden tener hijos, el universo les proveerá hijos e hijas para ejercer esa maravillosa energía maternal que toda mujer posee; existen algunas mujeres que no vinieron a la Tierra para tener hijos, porque la misión que traen las precisa disponibles, a tiempo completo, para lo que vinieron a realizar y no es bueno dejar sin hacer, lo que vinimos a realizar al mundo, pues ello da sentido a nuestra vida.
La mujer de este tiempo tiene la misión de transformar el planeta y conducirlo hasta alcanzar la cima de una nueva humanidad, y ello requiere de una preparación adecuada para tan importante labor, quizá todo comience negándonos a aceptar el miedo y comenzar a amarnos sin restricción, tratarnos como a la persona que más amamos, cuidar nuestro cuerpo, vigilar nuestra alimentación, evitar el sedentarismo que apadrina numerosas enfermedades y vivir nuestra sexualidad con la naturalidad con la que debe abordarse este tema, en un contexto de amor y reverencia; quizá todo comience con la decisión de: JAMÁS DARTE POR VENCIDA !!!
Del libro: Klan de Venus de Chamalú
No hay comentarios:
Publicar un comentario